Llegar a practicar estos estilos de viaje requiere de una preparación previa, donde la experiencia juega un papel principal. Conocer el equipo necesario para cada tipo de viaje se gana con años de ensayo y error, probando mucho material y desechando la mayor parte.
Si he de definir con una palabra lo que significa este estilo de aventura, esta sería incertidumbre. No saber donde dormiré al día siguiente, que comeré o los km que me deparan la jornada son aspectos que va marcando el propio viaje.
Y es la incertidumbre la que engancha. Viviendo en una sociedad donde todo esta estructurado y jerarquizado, con unos horarios marcados, el pasar a ser dueño de tu tiempo es un lujo que difícilmente puedes pasar por alto.
También supone un aprendizaje. No puedes abrir la nevera y coger lo que te apetece en cada momento, ni puedo pasar horas enganchado al ordenador o a la televisión. Ahora sólo hay aquello que haya decidido cargar en mis alforjas: comida, el libro electrónico, el diario….los momentos de descanso son periodos de introspección que me ayudan a conocerme mejor. Ciertamente, me maravilla como somos capaces de vivir con lo mínimo.